Ambos sirven para dar cobijo a tus documentos, ambos los hallarás sin dificultad en cualquier papelería. Hablamos de esos plásticos trasparentes para guardar y organizar folios; esos forros invisibles en los que el primero de esos folios queda, además, a la vista. Ellos son los dossier uñero y las fundas, que pueden estar (o no) perforadas en su margen izquierda.
Sea funda o dossier, esta envoltura trasparentes almacena cierto número de folios, unas veinte o cuarenta hojas, más o menos. Esselte fue en su momento uno de los fabricantes más prolíficos de estos productos, si bien hoy todo hijo de vecino los fabrica.
La funda multitaladro y la funda
¿En qué oficina no se usan fundas multitaladro? Sí, así se llaman esas fundas cuyos orificios laterales posibilitan el archivo en tu carpeta de anillas. Un rasgo único. El más significativo: la multiperforación. Es decir, todos esos taladros —que podían haber sido solo cuatro pero que rara es la ocasión en que son menos de once—, que las hace compatibles con cualquier carpeta.
Sea tu archivador de dos anillas, sea de cuatro o sea cual espina dorsal una de esas carpetas Multifin con infinidad de anillas, podrás archivar en ella fundas multitaladro, pues para eso se diseñaron: para no tener que pensar en la carpeta. Ni en la separación de las anillas ni en el número de estas.
Pero ¿qué sucede cuando las fundas multitaladro no están perforadas? Pues que no por ello dejan de ser fundas. Conservarán su buen nombre; preservarán su identidad; siempre que la abertura por la que deslizamos las hojas de papel esté en la zona superior. Sí, eso es lo importante.
¿Y en qué son diferentes la funda y el dossier uñero?
El dossier de plástico con uñero parece una funda, una funda sin perforar, en cierto sentido lo es. Pero una cualidad lo diferencia de aquella: también está abierto por su lado derecho, es decir, por uno de sus lados largos.
La doble abertura del dossier tiene un firme propósito: que acceder a las hojas sea para ti más fácil. Es su cometido en la vida y para eso se vale de su aliado: el uñero. El uñero es esa pequeña hendidura lateral de la cubierta que te sirve para abrirlo.
Así las cosas, los dosieres se pueden considerar un tipo de funda. Sin embargo, los fabricantes de papelería bautizan como dossier solo a aquellas envolturas con abertura lateral. De tal manera que incluso cuando la bolsa plástica no está perforada —como las usadas para el DNI o el permiso de circulación del coche— la llamaremos funda y no dossier.
Finalmente, como norma general el plástico del dosier es más grueso que el de la funda. Es lo apropiado, teniendo en cuenta que las fundas multitaladro se diseñan para ser archivadas y, por tanto, serán menos manipuladas que el dossier. También por ello solo cuentan con la abertura superior: para que no se salgan las hojas.
Etimologías de funda y dosier: ¿de dónde vienen estas palabras?
La palabra castellana funda con el significado de ‘bolsa’ viene del latín tardío funda. Sin embargo, en latín clásico funda no era ‘bolsa’ sino ‘objeto para arrojar piedras con violencia’, es decir, nuestra actual palabra honda. Así era, al menos, desde 1220.
Con el paso del tiempo, la expresión latina funda paso a significar ‘red para pescar’ y su sentido continuó mutando hasta llegar, en el siglo XIV, a la significación de ‘bolsa’.
En cuanto a dossier, es una voz francesa que se ha castellanizado con una sola ese como dosier. El término significó en un primer momento ‘respaldo de asiento’ pero, más tarde, ‘legajo de papeles’. Este último dossier es el que iba acompañado por una etiqueta en el lomo para identificar la carpeta.
En el castellano actual, además del tipo de bolsa plástica ya visto, dosier significa ‘informe o expediente’.
La Papelería 